Veamos en esta micro-charla por qué el castigo no es una estrategia eficaz y qué alternativas tenemos.
¿Por qué castigamos a los niños?
Algunas respuestas que dan los adultos…
- “A menos que les amenaces o les castigues, los niños siempre intentan salirse con la suya”.
- “Algunas veces me siento tan sumamente impotente, que no se me ocurre nada mejor”.
- “Si no castigo a mi hijo, ¿cómo aprenderá que lo que ha hecho está mal y no debe reincidir?”.
- “Castigo porque creo que, a veces, es el único lenguaje que entienden”.
El doctor Ginnott una de las personas que más ha hablado sobre el valor del castigo dice lo siguiente: “Un niño debe experimentar las consecuencias de su conducta, pero no un castigo”. Según su criterio, en una buena relación afectiva no había lugar para estas medidas.